Entropía suele ser un tópico de una relativa dificultad para el abordaje en los cursos de grado de termodinámica en las carreras de ingeniería. En particular, interesa transmitir el concepto de direccionalidad de los procesos. Con esta finalidad se apela al principio de incremento de la entropía, que establece que el cambio de entropía de un sistema aislado siempre debe ser mayor o igual a cero. Así, los únicos procesos factibles son aquellos en los cuales el cambio de entropía del sistema aislado es positivo, a la vez que, un valor negativo indica un proceso imposible. Un sistema y el medio ambiente pueden concebirse como un sistema total aislado, por lo tanto, la suma de los cambios de entropía de cada parte debe resultar positiva. No obstante, podría presentarse la situación en la cual se cumpla esta premisa y el cambio de entropía del sistema corresponda al de un proceso no factible. La cuestión radica en el planteo que se hace para obtener la entropía de cada una de las partes del sistema total aislado, es decir, del sistema propiamente y del medio ambiente. A los fines del cálculo cada parte debiera ser concebida como un “sistema ficticio aislado”, de esa forma, el cambio de entropía debería ser necesariamente positivo o nulo. En este trabajo se demuestra a través de un ejemplo la aplicación de esta metodología de cálculo que, en nuestro conocimiento, no es la que se emplea en los libros de texto de uso extendido.